Los participantes en el Congreso de Periodistas Latinoamericanos y Caribeños, que sesionó en La Habana, Cuba, del 8 al 11 de octubre del 2001, declaramos:
Nuestra condena al proceso que vive la humanidad tras los atentados criminales del 11 de septiembre, a la vez que expresamos nuestra solidaridad con el pueblo norteamericano. La declaración de guerra del día 20, por parte del presidente de Estados Unidos, elimina la independencia de las naciones y transforma aceleradamente la hegemonía neoliberal, llamada globalización, en un estado mundial configurado por una nueva dominación, política, económica y militar, impuesta de manera imperial.
Nuestra repulsa a ese modelo que desconoce la legalidad internacional y la suplanta por una voluntad unilateral, de corte neomacartista, que utiliza como pretexto “la guerra contra el terrorismo”. Esa guerra, en nombre de una pretendida legítima defensa, alimenta un círculo vicioso que responde al terror con terror y tiende a desplegarse en la dimensión de un terrorismo de estado, ahora planetario. Consideramos que el combate a este flagelo debe promover la justicia, con una concepción humanística que tome como centro al hombre, y se manifieste respetuosa de la vida.
Nuestra denuncia porque en nuestro continente, latinoamericano y caribeño, el nuevo esquema profundiza la dependencia. En este sentido, consideramos que la instalación del ALCA, el llamado Plan Colombia y el Puebla-Panamá, proyectan intereses militares y anexionistas, como ya ocurre en Vieques, Puerto Rico. Advertimos que emerge una amenaza de debilitamiento de los procesos democráticos, de revitalización del autoritarismo y derechización en nuestras sociedades, en momentos en que se exacerban las desigualdades y las injusticias.
Nuestro criterio de que los grandes medios de comunicación, bajo control oligopólico, juegan un papel determinante en la imposición de la política militarista, mediante una propaganda masiva que, basada en la desinformación, la censura y la autocensura, la manipulación y los silencios, aspira a consolidar el pensamiento único en una escala universal y sin fisuras.
Frente a la amenaza que representa la mentira organizada, los periodistas latinoamericanos y caribeños, redoblamos el compromiso de defender el derecho del pueblo a la información veraz para generar en nuestras sociedades la conciencia crítica que exige el momento.
Declarados en sesión permanente, en un sostenido congreso virtual para la acción, nos comprometemos a fortalecer las organizaciones de nuestro sector, vinculándolas cada vez más a las causas populares.
Rendimos homenaje a los más de 600 periodistas asesinados en nuestra región, en el último cuarto de siglo y expresamos que uno de los baluartes de nuestras luchas, es la solidaridad entre los profesionales y trabajadores de la prensa. En ese sentido, en reconocimiento a sus esfuerzos y logros, saludamos a los anfitriones de este Congreso y manifestamos nuestra condena al bloqueo y la guerra económica que sufre su pueblo desde hace cuatro décadas.
Ratificamos, apoyados en nuestra ética y principios, que lucharemos por la preservación de nuestra identidad cultural, el pleno derecho de los pueblos indígenas, el compromiso con las luchas obreras, el reforzamiento de la solidaridad y la defensa de la independencia de nuestras naciones.
Dada en La Habana, a los once días del mes de octubre del 2001.