LOS CAMINOS DE LA INFORMATICA;
¿HACIA UNA NUEVA CULTURA?
Enrique González Manet, Cuba
Para casi todos los países del mundo la informática es hoy una realidad cotidiana, aunque aún se le considera en gran parte como ciencia-ficción por sus resultados espectaculares en el campo de la computación y las redes interactivas. Comunicar por medios móviles portátiles informaciones, datos o gráficos, desde y hacia cualquier parte, de modo autónomo e instantáneo, es un logro sensacional determinado por el sistema digital, de computadoras y satélites. A partir de aquí todo cambia y ya nada será igual en el futuro. Puede hablarse de una nueva civilización y de otras formas de cultura cuyo diseño es por el momento imprevisible.
La revolución de las telecomunicaciones y la sociedad del conocimiento en proceso de expansión tienen repercusiones que cada vez serán mayores en la economía, la educación, la formación profesional, la investigación y las actividades recreativas, la administración y otros aspectos de la vida. Lo nuevo no es sólo la tecnología en sí, sino la convergencia e interacción de estos medios, los cuales generan nuevos productos y servicios no conocidos hasta el presente. (1)
Tales avances se deben, entre otros factores, a la digitalización de los procesos de transmisión, los sistemas de compresión y banda ancha, los cables de fibras ópticas y los satélites de difusión directa, así como el auge de las redes interactivas, como en el caso de Internet, que según los últimos cálculos cuenta actualmente con más de 400 millones de usuarios.(2)
El desarrollo de los medios y sus cada vez más complejas aplicaciones avanzan a velocidad exponencial, dando base a la ilusión tecnocrática de un mundo operado por botones. Esta perspectiva enajenante es descrita por la especialista Marianne Bray, de la CNN, quien expresa que nuevos programas permiten a las computadoras hablar automáticamente entre sí, los teléfonos celulares transmiten desde los aviones y los equipos instalados en automóviles entran en Internet. Y añade que el futuro traerá tantos cambios que las empresas telefónicas, las computadoras y los programas pronto serán cosa del pasado, superados por bases de datos gigantes y redes inteligentes. (3)
Las posibilidades de relación entre los proveedores de Internet, de contenido y de servicios, son casi infinitas, indica Stephen Ezekiel, del Grupo de Desarrollo de Negocios de la British Telecom de Hong Kong. Los dispositivos inteligentes y las nuevas tecnologías inalámbricas ya avanzan en esa dirección, de modo que los usuarios podrán transitar por todas las redes y tener acceso a la información en tiempo real. De este modo se hará realidad el acceso móvil multimedia de alta velocidad desde y hacia cualquier medio, a través de miles de redes integradas.
TRANSFORMACIONES E INCERTIDUMBRES
No se trata de simples transformaciones sino de cambios cualitativos que modifican la circulación y escala del saber a nivel mundial. En realidad, se sabe poco de estos procesos, apenas estudiados en lo que concierne a su naturaleza y efectos, excepto su impacto mensurable sobre los mercados y la economía. Por ello resulta llamativo que organismos internacionales acreditados cuestionen su contexto y llamen a la reflexión y el análisis de estos procesos de efecto multiplicador.
¿Qué debemos pensar de estas referencias críticas de entidades prestigiosas que reúnen representaciones de más de 180 países? ¿Cómo entender esta convocatoria al estudio y la meditación sobre la sociedad informativa cuando el 95% de los textos publicados sobre las autopistas electrónicas son apologéticos y laudatorios? ¿Quién tiene la razón? Y, sobre todo, ¿cómo despejar estas contradicciones, que pueden dar base a la confusión y la conjetura?
Existen grandes lagunas y "hoyos negros" en la prognosis de las nuevas tecnologías de información, aunque estos no son "per se" opuestos al criterio predominante de aceptación entusiasta de los medios digitales. La experiencia indica que se trata de tendencias convergentes y complementarias, dos aspectos esenciales de un mismo fenómeno. Es decir, hay avances sensacionales y, al mismo tiempo, enormes problemas perspectivos. La cuestión es que este último aspecto resulta casi desconocido y su reconocimiento está prácticamente ausente de la literatura internacional, en gran parte debido a los múltiples intereses de las grandes corporaciones transnacionales, las cuales financian más del 50% de las investigaciones de las universidades norteamericanas, y con ello, discretamente, determinan el carácter de su agenda.
La poca investigación crítica que se hace en el mundo sobre el devenir de la informática se debe a algunas entidades, generalmente vinculadas al sistema de Naciones Unidas, a ciertas publicaciones, como "Le Monde Diplomatique", y a un número reducido de especialistas preocupados por la democratización de estos medios, como Herbert Schiller, Ignacio Ramonet, Cees Hamelink, Armand Mattelart , Manuel Castells, Ben Bagdikian, Tapio Varis, Hamid Mowlana, Noam Chomsky, Rafael Roncagliolo y Héctor Schmukler, entre otros.
En un reciente documento de trabajo del Consejo Ejecutivo de la UNESCO sobre "Las Nuevas Tecnologías de Información en la Educación, la Ciencia y la Cultura", la organización internacional apunta entre otros problemas la existencia de más de mil millones de personas excluidas de la alfabetización y la educación básica, y el hecho de que la privatización cada vez más extendida de los bienes y servicios en este campo "plantea
un desafío completamente nuevo a la comunidad mundial".
El documento señala que en esta etapa de transformaciones aceleradas es fundamental comprender la complejidad de los cambios mundiales, especialmente los relacionados con la sociedad del conocimiento, lo que constituye un serio desafío para las ciencias sociales por la globalización de los mercados, el surgimiento de una economía mundial y la mundialización de la información virtual y de la comunicación personal.
Un desarrollo basado en estos medios puede contribuir a superar muchos de los problemas sociales presentes, afirma el documento. Pero se pone como condición esencial analizar y valorar los procesos fundamentales de estas transformaciones para elaborar políticas y estrategias que abran paso a una sociedad del conocimiento realmente abierta y equitativa, con posibilidades para todos. Uno de los peligros que deben evitarse, dice la UNESCO, es la uniformización de la cultura a escala planetaria o la hegemonía de una o más culturas, como ocurre actualmente con el idioma inglés, mientras un 20% de las lenguas habladas amenaza con desaparecer. Esto es tanto más necesario, indica el documento, cuando sólo el 5% de la población mundial tiene acceso a las tecnologías de información y comunicación. Para hacer frente a estas dificultades la UNESCO propone aplicar políticas de información y comunicación internacionales, regionales y nacionales, fortalecer el papel de las instituciones, perfeccionar los recursos humanos y mejorar las capacidades a través de la educación y ayudar en la concepción de medios y sistemas para contribuir al desarrollo sostenible. (4)
EQUIDAD Y DESEQUILIBRIO INFORMATICOS
El cruzamiento de influencias y su repercusión en la cultura y el saber es tan agudo que el último informe mundial del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) incluyó por primera vez el tema de los efectos de la modernización informática. La organización internacional cuestionó los beneficios del progreso tecnológico para gran parte de la humanidad por ser incapaz de acceder a los cambios traídos por las redes, el satélite y las computadoras. Una contradicción evidente es que los costos en gran escala son enormes y la pobreza en gran parte del mundo es abrumadora. (5)
Según el PNUD. más de 1 300 millones de personas carecen de agua corriente, uno de cada siete niños no asiste a la escuela, más de 840 millones de personas están desnutridas y padecen hambre, 1 400 millones de personas viven con un ingreso diario inferior a un dólar y las mujeres representan más del 60% de los analfabetos y están excluidas de la vida política.
El Informe Mundial del PNUD reitera que pese a la importancia y expansión de las nuevas tecnologías de información y comunicación, y de su impacto sobre la educación, el saber y la cultura, los economistas, educadores y sociólogos, no han aportado investigaciones críticas en este campo, marcado por la comercialización, la globalización de los mercados, la privatización y concentración financiera, y la demanda de consumo y entretenimiento.
Para comprender la situación de los países pobres, carentes de políticas de comunicación y paralizados por el intercambio desigual y la deuda externa, basta una referencia sobre el elevado costo de las inversiones que demanda la modernización de infraestructuras. En Cuba, las transformaciones iniciales representan un gasto de más de 1 200 millones de dólares. En China esta cifra se calcula en 24 000 mil millones de dólares, de los cuales 6 000 serán para la instalación de redes de fibras ópticas, 15 000 para los sistemas de transmisión por banda ancha, y 3 000 para los equipos de comunicación destinados a provincias y grandes ciudades como Beijing, Shanghai, Guanghzou y Shenzhen. (6)
Carlos Lozano, Director del Centro de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores de Argentina, es más preciso en el análisis de estos contrastes. En un trabajo sobre "Globalización: Tecnologías del Siglo XXI, Políticas del Siglo XVIII" señala que el 20% más rico a escala internacional es dueño del 86% del Producto Bruto Mundial, realiza el 82% de las exportaciones y recibe el 68% de las inversiones, mientras que el 20% más pobre apenas alcanza el 1% de esos índices.
El avance tecnológico, dice Lozano, suele presentarse como solución a estas injusticias, pero el acceso a estos medios es enormemente desigual, pues el 20% más rico del mundo tiene el 93% del acceso a Internet y el 20% más pobre el 0.2%, a la vez que el 60% del total apenas llega al 7%. Para un ciudadano promedio de Bangladesh comprar una computadora representa más de ocho años de ingresos, mientras que para un norteamericano es apenas 15 días de salario.
El problema no es, por tanto, la cuestión tecnológica, sino las formas sociales bajo las cuales se organizan los procesos tecnológicos. El dilema, afirma Lozano, tiene que ver con la vigencia simultánea de tecnologías propias del siglo XXI gestionadas con criterios propios del siglo XVIII. Esto se manifiesta en una escasa comprensión del significado profundo que tiene el hecho de que el dinamismo tecnológico esté asociado al saber como eje fundamental de los nuevos sistemas productivos. Uno de sus efectos es que la nueva tecnología se expresa en términos de reducción de Comercio de la fuerza de trabajo y de exigencia de una mayor calificación de la mano de obra, con la alternativa de que esta se convierta en inservible para los nuevos procesos laborales. (7)
Un informe del Departamento de Comercio de Estados Unidos confirma que la brecha digital entre las minorías étnicas aumenta cada vez más, a la vez que disminuyen sus ventajas sociales, y que tanto la comunidad hispana como los negros no están calificados para asumir estas nuevas posibilidades de formación y trabajo. Ambos sectores tienen el menor nivel de penetración de Internet en el área de California. El documento reconoce que las estadísticas de acceso varían de acuerdo con el nivel de educación y de recursos, de acuerdo a lo cual los más beneficiados son los profesionales con altos ingresos y el dominio de dos o tres idiomas. Según señala el profesor de sociología de la Universidad de California, Manuel Castells, la nueva economía basada en los sistemas de redes integradas se da en el marco de una fuerte competencia basada en el conocimiento, muy alejada del interés público y la participación masiva. (8)
Este nuevo sector encierra una gran promesa de desarrollo a partir de la síntesis de procesos, del aumento de la producción y la productividad con menos mano de obra, de la inmediatez de las tomas de decisión y la instantaneidad e interactividad de las transmisiones. Sin embargo, estos logros extraordinarios son acompañados simultáneamente por una extendida marginación, desigualdad y dependencia que impiden su generalización y plena participación, como reconocen importantes organismos internacionales.
Hasta ahora no se ha analizado o discutido en eventos mundiales cuáles han de ser las consecuencias a mediano plazo para los países del Tercer Mundo, lo que en momentos de rápido cambio y de tendencias irreversibles podría significar un retroceso para los países subdesarrollados. Tales circunstancias obligan a trasladar estos procesos al plano político y estratégico para derivar acciones comunes de carácter interregional, de igual modo que se ha logrado concertar en la economía y los mercados.
En cierto modo, existe ya una conciencia de la utilidad de aplicar las nuevas tecnologías al desarrollo de la producción tanto como de la educación y la cultura. Lo que falta por diseñar son programas conjuntos en el marco de organismos de proyección mundial como el Grupo de los 77 y el Movimiento de Países No Alineados, así como en las agencias del sistema de Naciones Unidas. A ello han ayudado notablemente las reflexiones y propuestas sobre el tema, presentadas ante el Programa Internacional de Desarrollo de la Comunicación y el Programa Internacional de Informática, de la UNESCO, y los debates a veces enfrentados- suscitados en el Comité de Información y la Comisión Política Especial de Naciones Unidas.
Los esfuerzos realizados no han sido baldíos. Ha habido una sensible percepción de la importancia de estos medios y de su aplicación extensiva, que sólo podrán lograrse mediante una integración decidida y una voluntad de acción soberana e independiente. Y también de una visión abarcadora en la que junto a los mercados y la gestión productiva tengan igual prioridad la formación especializada, la educación y la cultura. Cuba, con la generalización de la informática y la docencia audiovisual, es un ejemplo de lo que pueden hacer los países subdesarrollados cuando se logran cristalizar voluntad de acción y perspectivas de futuro.
Los nuevos instrumentos tendrán no sólo como objetivo el desarrollo económico, sino también cultural, junto con la defensa de la identidad, la continuidad de los valores sociales y las tradiciones propias. Es en este ámbito en el que habrá que librar importantes batallas por la idoneidad y supervivencia de las grandes mayorías. Las armas principales serán las ideas y conceptos.
Nos adentramos en un mundo fabuloso y prometedor, pero aún de naturaleza ingobernable y carácter desigual. Por ello es imprescindible conocer las tendencias y circunstancias del cambio tecnológico y no dar por admitido que se trata de un proceso neutro, pues está fuertemente polarizado por las posiciones políticas y la competencia comercial. Es en este terreno en el que han de luchar juntos los países del Tercer Mundo si aspiran a tener libre acceso a las autopistas electrónicas y no verse sometidos a la dominación de gigantescas corporaciones transnacionales.
NOTAS BIBLIOGRAFICAS
www.alminuto.com, mayo del 2001.
* Enrique González Manet,
Investigador en Comunicación del ICRT
Septiembre 23 del 2001