Vidas Paralelas

Nidia Marinaro, Argentina

Como nuestro Comandante, tampoco me atrevería a considerarme periodista, sí alguien que tiene necesidad de comunicarse, y nosotros los comunicadores pobres, tenemos al otro y con el otro construiremos un futuro. Sería algo así como una micro comunicación.

Esta historia real habla de la micro comunicación en un país socialista y en un país capitalista.

Cuba!... Cuba! Miraba el mapa y pensaba qué encontraría en esta isla tan extensa como una noche de verano... Llegamos a La Habana al amanecer un domingo de marzo de 1993 en pleno "período especial", claro, esto era un dato. Sabia que "el campo socialista" se había derrumbado, pero por supuesto el "especial" de entonces, no tiene nada que ver con el de ahora: después de vivir con ellos, sé a que se refieren cuando dicen "periodo especial".

Muchas veces me pregunté cómo haríamos, los argentinos si tuviéramos que pasar un periodo especial Seguro tendríamos que revisar esa alma tanguera.

A Santiago de Cuba llegué también un domingo con el mismo sol intenso de marzo, el mismo cielo sin nubes me permitía ver el mar alrededor y la lengua azul penetrando en la bahía de la isla, y los puntos verdes del entorno de la Sierra Maestra.

En el aeropuerto me esperaba Alicia, preguntó ¿tú eres Nidia? Soy Nidia. Y monté atrás, en el carro.

Llegué a la que seria mi casa, en el reparto 30 de Noviembre, y no estaba sola. Una mulata cubana fue mi anfitriona por unas horas, porque después y desde entonces es mi madre cubana. Y Alicia su hija "biológica"; como ella dice, es mi hermana. Nacimos casi al mismo tiempo, en el 64 ,ella en la Cuba revolucionaria y yo en la Argentina de Arturo Illia. Y nos encontramos 32 años después, las dos arquitectas. Ella miembro del Partido Comunista de Cuba, ¿y yo? Cuándo deje la Argentina me decía: ¡la ideología no existe!

No solo tengo una casa, una madre y una hermana cubana, pertenezco a un CDR, a la FMC y a un Centro de Trabajo. ¿Cómo me paso esto?

Enseguida de llegar Clara informó a Carlos, presidente del CDR, que tenía una huésped argentina, arquitecta, con carnet de residente cubana. Venía a trabajar voluntariamente en la construcción de "las casas de tierra". Por supuesto Carlos, un grandote jabao, vino a conocerme. Le pregunte a Clara cuánto ganaba por ese trabajo;

- Chica ven acá. ¿Cómo que cuánto gana? Tu no oyes, él es el presidente del CDR y ese es un trabajo voluntario...

Otra visita fue la de María Julia —al principio no podía disociar su nombre de la imagen de nuestra María Julia Alsogaray,— pero esta cubana "era completamente otra persona", presidenta de la FMC, un poco mayor que yo. Me explicaba que las mujeres cubanas se agrupan en esta federación porque les resulta útil, se ocupan de las planillas, de los planes jaba que dan prioridad a la trabajadora para hacer sus compras en la bodega (allí se compran las cosas básicas; arroz, frijoles, azúcar, café, jabón, sal, pastas, aceite, leche).

—Antes teníamos leche en cantidades navegables, ahora para los niños hasta los siete años y para los enfermos.

—Censamos a las no trabajadoras, nos actualizamos con estos datos, además ayudamos a las amas de casa a buscar trabajo en estos años difíciles, que pusieron a prueba nuestro ingenio.

Las FMC apoyan a los CDR en todas las actividades y avalan la entrada de los niños al círculo pues conocen si sus federadas son trabajadoras o no.

Ahora Clara debió explicarme que la FMC y el CDR son organizaciones de masas, el CDR es la organización de masas más grande, todo cubano después de los 14 años pertenece a ella.

Me gusta tomar mi cotidiano té de verbena, en el portal de mi casa, y llenar de vecinos la tarde santiaguera...

Al principio no entendía eso de tener vecinos (ser vecino tiene sus ventajas y desventajas) me piden el teléfono a la mañana, a la siesta, a la noche. Fina me llamó un día como a las dos de la tarde, en plena siesta, una costumbre provinciana que mantengo.

"Cuando me levante aviso de tu llamada" le dije Se puso brava. ¿Sabes tú como se sostiene esta revolución? Nosotros nos ayudamos; mis necesidades las conoce todo el CDR, yo necesitaba hablar con mi hijo para resolver..."..

Me sentía dentro de un tejido humano, era cierto lo que Fina decía; pero nunca me había ocurrido antes.

Carlos, el presidente del CDR y Angel, el vicepresidente, preguntaban si no teníamos "resfriados, catarros... el calor y la lluvia trae eso"

—Oye, Clara (toman la planilla de la fumigación que está detrás de la puerta) esta semana solo han venido una vez... No chica, eso no es así, puede haber un rebrote de dengue, vamos a controlarlo.

Ellos me cuentan la cantidad de niños que hay en la cuadra, los que van al circulo, al preuniversitario y a la universidad: "Felipe es ingeniero, Dieba es profesora de filosofía, Fina profesora jubilada, su hijo Luis Eduardo es jefe de almacén de la boutique "La Maison", Rosa e Iliana, ingeniera. Angel es rentacar del hotel Santiago tiene una hijita, Aurora, profesora de la escuela de medicina y su marido ingeniero gerente ahora del CEISA, Payerol profesor de historia, gerente de Cubanacan. Angel y Dania son médicos, padres de Angelito, estudiante de medicina y mi sucesor en el cargo de presidente del CDR. Tú lo has visto: lo han elegido.

Janileidi enfermera, al lado vive Maria Julia (la presidenta de la FMC) profesora del pre y su esposo ingeniero. Angel, es retirado de la FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), Paquita peluquera".

Me apabulló porque conocía a todos en las dos aceras de cien metros.

Otra vez con mi té de verbena, meditando en el portal, los niños me pedían materia prima...

- Pomos de plásticos o de cristal, latas, tubos de pasta dental vacíos, me aclaran.

- ¿Tú como te llamas? Nidia - hoy hacemos la guardia pioneril, recogemos materia prima que reciclamos...

- Hacemos la operación TUN TUN .... en cada casa

¡Somos pioneros!....

¿Pioneros porque, de qué? le pregunté a Clara... de la vida, chica de la vida

- Conoces la venia de cada mañana en la escuela?

Levantan la mano, con voz de grande, dicen

- Pioneros por el socialismo, seremos como el ¡CHE!

Carlos Alejandro el hijo de Alicia, mi sobrino y ahijado, va a primer año. Un día camino a la escuela descubre: ¡No tengo mi pañoleta!,... nadie pudo convencerlo: había que virar y buscar ese pañuelo azul que se echa al hombro y se anuda a la garganta.

Impensable en mis sobrinos argentinos, ellos me hablan de los Power Ranger, y si por alguna razón, escucho hablar de San Martín, de Belgrano, de Moreno, Dorrego o Lavalle; se están refiriendo a una calle.

Tengo a Francis, mi panadero, que trae todas las mañanas el pan, es un negro brillante, mirada directa, fuerte, y una enorme boca llena de dientes blancos. Siempre esta al tanto de todo lo que sucede con la pelota.

En la cuadra hice la guardia, de mensajera, y chapee lo que me correspondía. No pude votar pero si acompañar a Clara. De vez en cuando me dicen -Déjate de argentinadas.

Como explicarles a ellos que viviendo en Corrientes, una ciudad del mismo tamaño de Santiago, no conocía a nadie en mi cuadra. Apenas a mi vecina de al lado, que alguien me traía el diario pero no conocía su nombre, y que cuando estaba enferma nadie se enteraba y si pedía un remedio por teléfono era atendida por un contestador. Cuando quería hablar de la vida iba al analista y cuando me sentía triste iba a un shoping

Me gusta ver el amanecer, absorta en mi balance: ditú!!...ditú!!! (el negro con cucuruchos de maníes). Lechuga!!!...berenjenas!!! tomates!!!!... quimbombó!!!, los pregoneros: vecinaaaa.... coja aquí su berenjena!!... están tiernecitas!!! Hay culantro!!!!

¿Puedo coger una flor? (Es un niño, vestido de mostaza rumbo al Pre) ¿dónde esta el límite? La casa, el jardín y la cuadra; más allá calle Diez, Ferreiro y Santiago de Cuba.

Montando un camión (mi bautismo en este medio de transporte) llegué con Alicia a la oficina de los Arquitectos frente a la otra Plaza de Marte. Alicia me decía:

- Antes teníamos guagua dejaron de funcionar en el 93. Chica, tu sabrás, al principio nos cogió de sorpresa

- Todo el mundo iba al trabajo en bicicleta o a pie, el gobierno daba bicicletas a los Centros de Trabajo.

¿Es posible que me haya dicho: Centro de Trabajo?. El CDR la FMC y ahora el Centro de Trabajo!

—En el 94 comenzaron a funcionar, como tú ves, estos camiones. Trabajadores que por su cuenta lo arreglaron, al principio no estaba permitido, el estado lo ha legalizado ya.

—Pagan una patente y si tienen un empleado el sueldo también lo visa el estado

¿Cómo pusieron en condiciones el camión? ¡Dime tú....Inventamos!!!

Me consta. Son los reyes del invento. De pinturas de uñas, de mayonesa, de vinos, de remedios, de cremas...

Nidia, antes un vecino te llevaba en su auto y no te cobraba nada, ahora no. La gente iba al teatro, al cine, leíamos. Ahora no tenemos casi nada para leer. . Con Pedro, mi esposo, tratamos de preservar un espacio para el romanticismo, chica no todo es comer y comer. Mi niño tenía un cumpleaños y no tenía ropa nueva, al principio me preocupé, después pensé: es una oportunidad para enseñarle lo que significa ser, que no tiene nada que ver con lo que lleva puesto.

Pasé muchas horas con ella. Amanecíamos trabajando (entonces descubrí, la guardia y la posta estudiantil nocturna en la Facultad). En el Laboratorio falta casi de todo, pero hemos investigado. Aprendí a no tirar bolsas, cubos de plástico o de vidrio, a no descartar casi nada, a usar una hoja de papel hasta que ya no tenga espacio en blanco, aprendí a ver en la oscuridad y logramos avanzar, obtener resultados y contribuir a nuestra disciplina

Anoche en el 30 de Noviembre, no había luz, ni agua en la pluma y hoy en la Facultad no hay comida, ni para comprar con dólares. Para sacar una fotocopia debo cruzar cien metros de parque, subir cinco pisos de escaleras, ahí esta la fotocopiadora, después regresar. Todo es más lento, lo básico es... crear las condiciones en el grupo para hacer el trabajo

Alicia, ¿qué es ser revolucionaria? Chica... es creer en el hombre que lucha por superarse a sí mismo, pero oye, yo me siento ahora con una actitud de pensamiento crítico. Pero vivo para defender los ideales de la Revolución con los que me forme.

Me transmitía que ser revolucionaria es una actitud ante la vida.

Los kioscos con ventas de refrescos, cerveza en pipa, ron, chicharrones, mariquitas (plátano fino, frito): abiertos todo el día y toda la noche, los días de carnaval. Una noche así, del 25 para amanecer 26 fui al Cuartel Moncada con mi madre cubana. A las cuatro, terminó el carnaval y aparecieron los pioneros vestidos con los uniformes de los asaltantes verdaderos. Con escopetas, con balas de fogueo, se atrincheraban afuera del Cuartel (que por el día, es una escuela); había mucho público, muchos niños vestidos con su pañoleta de pioneros.

Y comienza el acto. Una voz de niño nombra a cada uno de los caídos en aquel combate... un poema, los "asaltantes" ( "esos locos bajitos" ) entran...corriendo! como aquella noche. Entre el estruendo de balas de fogueo toman las mismas posiciones, y otra vez un poema... ¡qué forma de contar la historia!

Cuando llegue a Cuba sabía muy poco de la revolución, y nadie intentó adoctrinarme. Descubrí yo misma la resistencia en la trama social y en el corazón. Están en guerra, no pelean con armas esta noche, estos jóvenes, estos niños, libran otra batalla. Desde entonces, levanto los puños y repito: ¡Patria o Muerte: Venceremos!

Alicia en Buenos Aires

Hace dos años Alicia vino a trabajar conmigo a la facultad, durante unos meses y aún hoy los vecinos de mi cuadra preguntan por ella.

Yo tengo amigos en España con los que chateaba muchas horas, pero nunca hablaba con el que vivía pared de por medio. Alicia, enseguida comenzó a deambular por mi edificio, por ella supe que la señora del octavo piso estaba muy enferma, y Alicia, como todos los cubanos, conoce de remedios y sabe de enfermedades; además se enteró de que esta señora vivía sola y pagaba una enfermera para que la cuide. A través de Alicia me hice amiga de la del sexto y la periodista del cuarto piso, cuidábamos a la enferma, controlábamos los ruidos del edificio y cumplimos con su deseo de traerle un sacerdote.

Alicia desconcertaba y atraía, con una actitud corporal abierta, muy bonita, femenina, y una sonrisa que la iluminaba siempre. En la cola del cine hablaba con la gente de la película, de cosas,. ¿Quién es el último? Preguntaba siempre.

Cuándo descubría alguien que dormía en la calle, no paraba: "niña yo no me resigno, hace mucho frío ahí afuera" Quería convencerla que no eran dos o tres, son muchos, miles los que duermen bajo el puente de la autopista. Me decía hay muchos edificios que parecen vacíos ¿porqué no lo usan? Siempre estaba miraba al otro, y por eso descubrió muchas cosas.

En la facultad me sorprendió con esta pregunta: ¿Dónde se reúne el colectivo de profesores? No hay colectivo de profesores, nosotros llamamos colectivo a la guagua, y en ese lugar nadie habla, le contesté. Cuesta integrar a los alumnos en grupo y por lo general no son amigos entre ellos. ¿Tienen otra actividad en el campus universitario? No, el campus es un enorme estacionamiento de autos.

La luz......

En nuestro barrio se cortó la luz durante diez días seguidos, sin explicaciones. Los vecinos comenzaron a cortar la calle. Alicia bajó como una muchacha más del barrio y acercaba diarios a la fogata que cortaba el tránsito. Más o menos a los cuatro o cinco días se empezó a generar una comunidad; los vecinos nos conocimos, los pibes comenzaron a jugar al fútbol, los viejos improvisaron una cancha de bochas. Habíamos armado el vecindario. Vino la luz y se estropeo todo, cada uno volvió a su casa.

Fue una oportunidad para conocernos y para tener actos de heroísmo, como pararse delante del colectivo para que no pase. Había roles, era una pequeña guerra popular, no de tiros, sino amorosa, solidaria, de comunicación, de romper eso de que yo no le hablo al otro porque no me habla a mí, y al final quedamos los dos aislados.

Alicia regresó a su país, pero antes, casi forma el primer CDR en San Telmo; un barrio de Buenos Aires.

NOS SOLEDARON

Los argentinos vivimos la incertidumbre. Cavallo que iba a salvar el país tiene que desmentir cada día su renuncia.

La incertidumbre. Podemos elegir llorar o pelear, pelear la vida, construir otra vez el futuro pero el futuro se construye con y estamos solos.

Nos falta comunicación, con uno mismo, que es consecuencia de la comunicación con el otro. ¿Y porque estamos solos? Ha cambiado la sociedad, las grandes familias contenedoras han desaparecido... ¿cómo pueden desaparecer las familias? Y sí, parece que hay varios factores: uno de ellos son los departamentos, son tan pequeños que no cabe nadie, podemos decir que adentro estamos solos, antes había una familia. Vamos afuera a encontrar los vecinos y vecinos no hay, porque la calle esta vacía, es un lugar de temor es un farwest, de inseguridad. ¿Qué hacemos? No podemos estar afuera, no podemos estar adentro, este es un problema... pero ¿por qué lo comento? porque pienso que tiene salida. Hoy vengo de un trabajo que al principio creía era de bondad, ayudar a los pibes de clase muy popular y a sus familias. Ahora pienso que es ir a ver el futuro de la Argentina. La clase pobre es solidaria, tiene una Trama. Han perdido trabajo, casa, a veces no tienen para comer pero siguen allí. Resisten. Son más fuertes que la pobre clase media. "Debajo del asfalto está la pampa", dice Alfredo Moffat. El país tiene el tejido social que no aparece en los medios ni en la televisión, porque la televisión es producto de ideologías y temáticas extrañas, ajenas, norteamericanas. En las series hay violencia, hay soledad, no hay comunicación, nos transmiten esa soledad, el otro es un enemigo, si disparo primero me salvo.

Alfredo Moffat dice ¿por qué nos hemos dejado soledar? ¿Porqué nos convertimos de personas solidarias en soledarias? ...¿Nos vamos a quedar así de brazos cruzados? ¿O vamos a comenzar a generar situaciones vecinales, comunitarias, como era antes?.

Mi padre contaba que la Argentina no era así; la Argentina era un lugar dónde la calle existía, los carnavales duraban una semana. La dictadura los prohibió... claro... la dictadura nos hizo temer el afuera y la globalización destruyó el adentro... nos soledaron... nos arrasaron... ¿Qué pasó con el trabajo y la familia? ¿Qué era la salud? Sí uno pudiera amar y trabajar podría recorrer esta aventura que es vivir este viaje bastante bien no sé si en primera pero por lo menos con un proyecto, con un billete, sabríamos adónde vamos ¿Pero qué pasó? Lo perdimos... porque nos dejamos soledar.

Martínez de Hoz dijo a Cavallo, un personaje que sigue siendo actual: si nosotros no hubiéramos hecho lo que hicimos, es decir la dictadura que mató a treinta mil personas que se hubieran opuesto a la venta del país, ustedes, no hubieran podido hacer lo que hicieron, es decir vender el país y permitir la enajenación del trabajo, vender el trabajo. Porque si no hay trabajo la vida se desarma. El trabajo, eso que hago yo para los demás. La mitad de la identidad es el trabajo.

Primero nos asustaron con el proceso que mató mucha gente y eso permitió otro genocidio con el cual nos terminaron de destruir ¿No seremos un poco pasivos los argentinos?

Ahora estamos fundando, (armando una trama) el Bancapibes, un lugar para los adolescentes; trabajamos con las madres, organizarlas es una meta. El sábado pasado prepararon panchos y nuestra hazaña fue detener la invasión de chicos a la cocina y formarlos en una sola fila para comer. Ellos querían más y más panchos y no les gustaba esperar.

Pero esta es otra historia. Muchas gracias Cuba

Muchas Gracias amiga.